Elena G. Castañón/@Helen8392
Madrid huele mal. La capital lleva días
sepultada bajo montañas de basura y esta preocupante situación se antoja como
una perfecta metáfora de la peste que persigue a Ana Botella y a su partido. La
alcaldesa y sus discutibles gestiones con contratas huelen mal y eso lo notan los madrileños
y los turistas, que fotografían la ciudad sobre sus cabezas para evitar
ensuciar con desperdicios las imágenes que se llevarán como recuerdo. Todos aquellos
que han viajado estos últimos días a Madrid, sobre todo los que lo hacen de manera turística,
se asombran ante tal cantidad de basura presente en las calles que imaginaban
como un paraíso urbano.
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Imagen: Lucía García Carretero |
Tras nueve días de huelga de los servicios de
limpieza, la prensa internacional ya se ha hecho eco del problema de la capital
de España, con numerosos artículos que acusan directamente a Ana Botella y
desentrañan las causas y motivos del panorama actual con mucha más precisión y
claridad que algunos medios nacionales.
Mientras los rincones de Madrid continúan
acumulando desechos, la alcaldesa echa balones fuera y argumenta que se trata
de un mero conflicto laboral en el que ni puede ni quiere intervenir. Pero los
ciudadanos son conscientes de que quien debe poner fin a este lamentable
episodio no es otra que Ana Botella quien, a pesar de mantenerse al margen,
aparece como nombre propio del problema, tras la decisión de
rebajar en un 33% el dinero destinado a la limpieza de las calles.
Estos recortes que parecían no tener
consecuencias en un principio, podrían estar relacionados con el ERE que dejó en
el paro a 1.134 trabajadores, la gota que colmó el vaso. Entendiendo la circunstancia desde este punto de vista, no solo se hace necesaria la negociación por
parte de los sindicatos para evitar los despidos y rebajas de sueldo previstos,
sino un reajuste de los presupuestos de limpieza, rebajados exageradamente por
el Ayuntamiento, para evitar conflictos futuros.
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Imagen: http://www.yometiroalmonte.es |
Para ello, Ana Botella deberá dejar de mirar
para otro lado, si no quiere que su imagen pública, no precisamente en alza desde el
suceso olímpico, caiga definitivamente en picado. Poner solución a la huelga de limpieza que atraviesa Madrid debería ser un asunto prioritario en la agenda de la alcaldesa, para que tomarse una "relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor" no resulte desagradable entre tanta basura.
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